El Alto Turia identifica administrativamente un conjunto de cinco municipios (Aras de los Olmos, Titaguas, Benagéber, Tuéjar y Chelva se integran en la Mancomunidad del mismo nombre y con una extensión de 520 kilómetros cuadrados) que desde hace 31 años forman una subcomarca dentro de la comarca de los Serranos, y cuyo nombre obedece precisamente a la identificación topográfica del río en su entrada en la provincia de València. Estos pueblos «son atravesados por el río y, sobre todo, por el río con unas características ambientales y geomorfológicas muy feraces que ha dejado huella en la historia y personalidad de sus gentes», explica el profesor del Departamento de Geografía de la Universitat de València, Juan Antonio Pascual Aguilar, dentro del proyecto «Los Paisajes Turísticos Valencianos, Valiosos, Valorados», que han realizado la UV y la Agència Valenciana del Turisme (AVT).

La acepción de Alto Turia a su vez se identifica con el recorrido encajonado que realiza el río en su entrada en la Comunitat Valenciana por Aras de los Olmos. «Se identifican distintos ambientes contrastados y de gran interés como son un relieve abrupto e intrincado definido por una compleja red de drenaje que vierte hacia el Turia, la existencia en las zonas montañosas de grandes masas forestales con composiciones florísticas singulares, los sistemas de cultivos entre los que destacan sobre todo un conjunto de vegas de regadío tradicional muy características construidas en el principal y último afluente del Turia en el sector, el río Tuéjar (también Chelva), y un modelo de poblamiento que, imbricado entre esa superficie de riego, mantiene todavía hoy en día la esencia medieval tradicional», resume el profesor para describir esta zona de gran importancia medioambiental, que ha sido reconocida por la Unión Europea como Lugar de interés Comunitario (LIC) bajo el nombre de Alto Turia.

Vínculos históricos

Las poblaciones que conforman esta zona tienen vínculos históricos entre sí. Titaguas y Aras de los Olmos pertenecían al término general de Alpuente, del que se segregaron en 1728 y 1729, respectivamente. Tuéjar, Chelva, Benagéber y Calles eran parte integrante de los nueve municipios del Vizcondado de Chelva. «Este devenir común también se ve reflejado en su pasado musulmán, excepción hecha del actual pueblo de Benagéber que se levantó de nueva planta al ser inundado el antiguo por las aguas del pantano. Junto a su posterior cristianización, todos ellos han ido acumulando en sus núcleos de población una serie de estructuras urbanas y edificios monumentales con valor identitario, además de arquitectónico y patrimonial», añade el experto Juan Antonio Pascual.

El cañón, una seña de identidad

El río pasa entre profundos cañones, lo que es seña de identidad del Alto Turia. Las paredes del cañón, según el profesor de Geografía, «están continuamente festoneadas por un sinfín de barrancadas de muy corto recorrido, pero al río también llegan ramblas y barrancos de mayor entidad que drenan los abruptos terrenos circundantes». Desde las partes altas de la comarca de los Serranos, por su margen izquierda, destacan el barranco de la Araña, barranco del Regajo, barranco de Canales y el río Chelva (también denominado Tuéjar: el tributario de mayor entidad por su importancia hidrológica como también social y económica, pues sobre él están asentadas las poblaciones de Tuéjar, Chelva y Calles). Por su margen derecha, desde las tierras cercanas a Sinarcas, la Sierra de Utiel y la Sierra del Negrete, resaltan el Regado de Borbón, barranco de San Sebastián, barranco de los Visos y barranco de Tuesa.

En el Alto Turia se conserva el patrimonio hidráulico construido a lo largo de los siglos para aprovechar los abundantes recursos hídricos tanto de las aguas superficiales como de las subterráneas. Un buen ejemplo es el acueducto romano de Peña Cortada (Bien de Interés Cultural), una de las primeras grandes obras de la ingeniería hidráulica que se construyeron en la zona. «Al parecer los romanos intervinieron en ella intentando traspasar el agua desde el río Tuéjar a un destino todavía hoy desconocido. De dicha obra ha quedado un conjunto constituido por los acueductos tipo puente y las excavación en la piedra que a lo largo de aproximadamente 30 kilómetros va atravesando los términos de Tuéjar, Chelva, Calles y Domeño», describe el profesor.

En la actualidad, los pantanos de Benagéber y Loriguilla son las dos grandes obras más significativas y de envergadura que se encuentran sobre el mismo río Turia. «El de Benagéber es algo más que un embalse de agua, es también un registro vivo de la historia de la política hidráulica de nuestro país», describe el profesor Pascual. Así, su ejecución atravesó «distintas etapas políticas que pueden fácilmente identificarse con los nombres que se le fueron dando»: Pantano de Blasco Ibáñez al iniciarse su obra en 1933; Pantano del Generalísimo tras su inauguración en los años 50 del siglo pasado y, ya en nuestros días, Benagéber. Además de para abastecimiento de los riegos de la huerta y de la propia ciudad de València, la construcción de un canal que sale del mismo pantano permitió la ampliación de la zona regada en el Bajo Turia.

«El paisaje histórico de las huertas construido con las aguas del río Chelva» también es característico en esta subcomarca del Alto Turia, expone el profesor de la UV. «De medianas dimensiones, desde su nacimiento va organizándose a través de un sistema de canales y acequias que construyen, además de las vegas alrededor de las poblaciones de Tuéjar, Chelva y Calles, un auténtico catálogo de elementos patrimoniales asociados con el transporte, almacenamiento y usos del agua», concluye.