F. J. Benito, Alacant

La presión que ejerce el turismo residencial -segunda vivienda y apartamentos de alquiler que escapan al control de la Administración- ha terminado por afectar a los ingresos turísticos de la Costa Blanca que han caído un 35% en los últimos siete años, según revela el último informe de coyuntura del lobby empresarial Exceltur.

El presupuesto medio de los visitantes alcanzó en 2006 los 615 euros por persona, un siete por ciento menos que en 2005 y 213 euros por debajo de los 828,5 euros que pagaba un turista por sus vacaciones en 1999, año del que parte el informe empresarial. Los técnicos advierten de que la proliferación de viviendas turísticas al calor del último «boom» inmobiliario que comenzó en el año 2000 incide directamente en la rentabilidad de los visitantes, ya que abarata la estancia -la consolidación de las compañías aéreas de bajo coste ha tenido un efecto negativo multiplicador porque los precios de los vuelos son también mucho más baratos- y, además, obliga a mantener unas infraestructuras que apenas se utilizan tres meses al año.

La Organización Mundial del Turismo ha comparado el fenómeno que se vive hoy en día en el mediterráneo español con lo que sucedió hace un par de años en Francia donde muchos hoteles han cerrado puertas para transformarse en apartamentos. Los hoteleros de la Costa Blanca ya han advertido de la situación a la Generalitat, pero de momento no se vislumbra capacidad de reacción y pocos creen que el futuro decreto regulador del alquiler de viviendas turísticas tenga el impacto deseado sobre un sector cada día más difuso. Los turistas que eligen un apartamento de alquiler o se alojan en una casa de su propiedad -ésta se reparte entre familiares y amigos durante gran parte del año- gastan mucho más que los que se alojan en un hotel, que tan sólo representa el 20% de la oferta total de alojamiento de la provincia.

El descenso del tiempo de estancia y del gasto medio, sobre todo este último factor, son ahora mismo dos de los problemas más importantes para el conjunto del sector turístico a tenor de los resultados económicos que manejan los empresarios. Un turista que elegía la provincia en 1999 gastaba una media de 828 euros -143.000 de las antiguas pesetas- durante sus vacaciones. Hoy, la cantidad se ha reducido en 231 euros, mientras que los costes de producción han disparado.

En el puesto de 18, en visitantes

El desarrollo del turismo residencial en todas sus modalidades y la recesión que sufre el viaje organizado, ligada directamente al cambio en el sistema de comercialización de las vacaciones con la consolidación de internet, aparecen ahora mismo como los grandes enemigos de un sector que cuenta cada día con mayor presión por el aumento de la oferta de destinos, no sólo en España sino en todo el mundo. La Costa Blanca cerró 2006 con un incremento del 5,8% en el número de visitantes. Un porcentaje positivo que, no obstante, dejó a la provincia en el puesto 18 de España.