Uno puede estar a favor de que se celebre el referéndum en Cataluña, como Pep Guardiola, que ha leído el manifiesto a favor de la consulta soberanista, pero acusar a España de ser un "Estado autoritario" y de otras memeces, desmerece al personaje por el que deportivamente sentía cierta estima personal porque me parece que ha sido uno de los mejores entrenadores que ha dado el fútbol español.

El problema de hacer este tipo de declaraciones, cuando te dejas llevar por la emoción del momento es olvidar tu propio pasado y el país en el que vives. Nada comparable con Qatar, donde la democracia brilla por su ausencia y se pisotean los derechos humanos. Guardiola debería saberlo porque ha vivido allí un par de años. También en España.

En esta vida uno tiene que ser coherente y consecuente con las declaraciones que hace, sobre todo, viniendo de una persona como Pep Guardiola que despierta admiración entre los aficionados al fútbol. El hoy entrenador del Manchester City vistió la camiseta española con la que jugó 47 partidos como internacional, también con la selección olímpica; el mismo estado al que ahora acusa de ser autoritario y de poco menos que de reprimir y no respetar los derechos y las libertades de los catalanes. Señor Guardiola, aunque usted haya cambiado su residencia por razones de trabajo, España sigue siendo una democracia y un Estado de derecho.

El pulso que los independentistas han echado al Estado, y las continúas calumnias que han lanzado contra él, no va a alterar la normalidad y la convivencia democrática entre los españoles. Por mucho que ustedes quieran salirse con la suya, saltándose las leyes y cargándose la Constitución.