Los franceses han demostrado una vez más en estas elecciones presidenciales una muestra de civismo absolutamente envidiable, al conseguir frenar a la ultraderecha del FN, primando el interés general sobre los particulares. De izquierda a derecha del espectro político, empezando por el presidente francés François Hollande que pidió públicamente el voto para Macron, salvo los populistas de Jean Luc Mélenchon, han pedido el voto para el candidato de centro derecha, Emmanuel Macron.

La llamada a la unidad ha dado resultado y Macron se ha impuesto, doblando en porcentaje de votos a Marine Le Pen, 66% contra 33%, respectivamente.

Los franceses son muy pragmáticos y lo han demostrado en estas elecciones, donde solo había dos opciones: futuro o vuelta al pasado. Y han elegido la primera de las opciones. Pero Europa debe estar vigilante ante el avance de los populismos, que son una seria amenaza y aunque ahora respiremos un poco más aliviados, tras los recientes resultados en Holanda y Francia, no hay que bajar la guardia.