Diálogo de sordos, pero diálogo al fin y al cabo. La reunión que han mantenido estos días Oriol Junqueras y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría ha terminado como era previsible, sin acuerdo porque ninguno de los dos está dispuesto a ceder en lo sustancial. El dirigente de ERC Oriol Junqueras pide el referéndum de independencia sí o sí, con pacto o sin él y Santamaría niega la mayor porque no es legal que se celebre la consulta independentista y el Estado debe de garantizar la unidad de España y la igualdad de todos los españoles.

El Gobierno está dispuesto a hablar de todo, salvo del referéndum. Una cuestión que compete al pueblo español y no solo a una parte del territorio nacional. Para los independentistas todo su discurso gira alrededor de la consulta. Les da igual las consecuencias de desobedecer las leyes- ya lo hacen- o si serán reconocidos como Estado de pleno derecho en una hipotética declaración de independencia. La UE ya se ha pronunciado sobre este tema y la postura de todos los estados miembros es clara: NO.

Frente a la legislatura pasada de mayoría absoluta del PP, donde el asunto catalán se dirimía en los tribunales de justicia, sin ningún atisbo de diálogo por ninguna parte se ha pasado a un escenario completamente diferente, seguramente fruto del resultado electoral y de la debilidad de un gobierno en minoría, donde a pesar de las enormes dificultades para llegar a puntos de encuentro se ha abierto una importante vía de comunicación entre el gobierno central y la Generalitat de Cataluña, que antes no existía y que hay que tratar de potenciar al máximo porque todos nos jugamos mucho en ello.