Hace unos días me hospedé en un hotel durante un viaje que hice con mi mujer a Cuenca y mi grata sorpresa fue cuando me encontré en la habitación con un par de mantas en lugar del nórdico. En casi todos los hoteles y casas particulares es habitual el uso del nórdico. La manta ha quedado como un elemento del ajuar doméstico anticuado y en claro desuso.

Es cierto que el nórdico es cómodo y permite cambiar de diseños con gran rapidez, dependiendo del presupuesto familiar, gracias a la funda nórdica y sus innumerables combinaciones. La cama se hace en un santiamén. Le das un estirón y ya está. Vestir una cama con una manta o varias es otra cosa. Lleva su tiempo. Pero una cama con una manta encima también puede resultar muy resultona y coqueta. Hay dos clases de mantas: la manta jacquard y la manta raschel o estampada. La primera se hace en un telar a base de hilos de urdimbre y trama. La manta raschel es aterciopelada y los dibujos son estampados.

Poblaciones como Ontinyent han tenido a los mejores fabricantes del mundo como mantas Paduana, Mora o Manterol. La crisis por desgracia se ha llevado por delante a muchas de estas empresas, la mayoría familiares, ante la competencia asiática.

A todos nos vienen a la cabeza eslóganes publicitarios como Mantas Paduana, noches de confort. Se da la circunstancia de que esta empresa fue la primera en exhibir un desnudo en un anuncio de televisión. Se trataba de una mujer de rasgos orientales, reclinada en un sillón, que llevaba el cuerpo dibujado,como si llevara una manta que la cubriera.

Las mantas que encontramos hoy en el mercado son la mayor parte importadas. Pero esto ocurre con la inmensa mayoría de los productos textiles. Basta mirar las etiquetas de fabricación para saber la procedencia. Países, donde la mano de obra es mucho más barata y no se respetan los derechos humanos. Para el empresario es más barato importar el producto que fabricarlo en España. Esto dio lugar a que muchas empresas radicadas en España, deslocalizaran su producción a otros países, sobre todo, del norte de África.

El edredón nórdico o plumas ha desplazado completamente a la manta de toda la vida. Sin embargo, es un gusto reencontrarse con hoteles, que siguen apostando por el calor natural de una manta. La manta es indestructible. Dura años. No requiere excesivo cuidado. Todo lo más alguna visita a la lavandería. Son económicas. Calientan y no pesan mucho. Utilizan fibras naturales. Las hay ignifugas, antialérgicas y antiácaros, incluso, que gradúan la temperatura. La manta no ha dejado de innovar, tanto en calidades como en diseños.

Si, además, pensamos en lo que les hacen a las pobres ocas para que nosotros podamos dormir con un nórdico de plumón, razón de más para elegir dormir con una buena manta. Y si es en buena compañía, mucho mejor.