No llueve y, lo que es peor, no hay indicios de que lo vaya a hacer en los próximos días. Los embalses están bajo mínimos. La sequía se adueña de muchos lugares de España. Algunas ciudades, como Vigo, que sufrió una oleada de incendios hace escasas semanas ya han restringido el agua a sus vecinos y tienen reserva para pocos meses. Los camiones cisterna están abasteciendo a muchas familias.

La situación en el campo es desesperante por la falta de lluvias. Muchos agricultores temen perder sus cosechas ante la pertinaz sequía que padece el campo español y que, de seguir así ,podría secar viñedos, olivos y almendros. Tampoco llegan ayudas para paliar los efectos de la escasez de agua.

El cambio climático tiene mucho que ver con esta falta de precipitaciones y con el resto de desastres naturales que se producen en el planeta.

Ante el fracaso de los trasvases, se pensó en el uso de desaladoras para reutilizar el agua del mar como solución al problema. Sin embargo, a pesar de las inversiones que se hicieron en su momento, alrededor de 2.300 millones de euros, muchas de estas plantas permanecen paradas y las que se utilizan están trabajando por debajo de su capacidad debido al alto coste energético que supone su funcionamiento. Es evidente que hay algo que hacer, y pronto.

Pero aquí en lugar de buscar soluciones y paliar los efectos de la sequía, preferimos seguir hablando del "procés".