"De la caza me quedo con los lances. Los trofeos son para enseñarlos a los amigos y nada más"

Ha hecho cerca de 900 esperas a lo largo de su vida cinegética y ha matado 65 jabalíes en aguardos . Lleva la caza en los genes, Juan Carlos Bataller es una de las personas que más sabe y conoce a cerca de la caza del jabalí. Su padre ya era cazador, también su hermano José Luis y su sobrino, que sigue ahora los pasos de su tío. En esta entrevista nos desvela alguno de sus secretos para salir airoso de un buen aguardo y también nos relata alguno de los lances más emocionantes y peligrosos que ha vivido como cazador. Bataller compagina su afición por la caza con tareas sociales en la prisión de Villena, ayudando a los presos a su reinserción.

1. Juan Carlos, cuéntanos un poco cómo y cuándo nace tu afición por la caza y más, concretamente, por la caza del jabalí.

Cuando naces en una casa en la que tu padre es cazador es más fácil aficionarse a ella. A los 16 años me saqué el permiso y comencé a cazar, pero no sería hasta los 19 cuando empecé a aficionarme de verdad por la caza del jabalí. Mi hermano, José Luis y yo fuimos a nuestra primera batida y nos quedamos sin balas y como suele pasar en estos casos cobramos pocas piezas. Mi hermano le disparó a un jabalí de unos 60-70 kilos, que le seguían otros cuatro más pequeños, que echaron a correr, pero nos dio tiempo a dispararles, pero sin alcanzar a ninguno de ellos. Luego nos entró una zorra y le tiramos otros cuatro tiros más. Tampoco le dimos. Recuerdo que tuvimos que pedir más balas a un compañero. A los 20 años cuando regresé del servicio militar es cuando realmente empezó mi afición por las esperas. El primer jabalí que abatí durante una espera, bueno realmente fueron dos, los conseguí abatir en la finca propiedad de la persona que me está haciendo esta entrevista, mi buen amigo Patricio Simó. Fuimos a un campo de girasol. Recuerdo, perfectamente, que nos entraron por la derecha, justo donde estaba yo. Les disparé dos tiros y uno cayó seco y el otro lo hizo a unos 20 metros. Desde ese día y fíjate si ha pasado tiempo no he dejado de hacer esperas hasta hoy. Es tanta la afición que tengo, que haga frío o calor nada me detiene.

Estarán de acuerdo conmigo, los miles de aficionados en toda España que practican esta modalidad cinegética, que cuando llevas dos horas esperando sin oír nada y de repente oyes romperse una rama y los ruidos empiezan a sucederse, cada vez más cerca, en la dirección donde uno se encuentra y el corazón te late a mil por hora es una sensación, que para mí no hay ningún otro tipo de caza que la supere.

2.- ¿Cuál ha sido el lance más emocionante que recuerdas?

Para mí, el lance más emocionante que he tenido ocurrió en el mes de septiembre. Íbamos un amigo y yo a un campo de almendros a esperarlos. Nos marchamos a las 12 y todavía no habían entrado. Tampoco los oímos. Al día siguiente fuimos y vimos que habían comido almendras. Decidimos aguantar hasta la una de la noche dos días más y el mismo resultado.

Nos quedaba sólo un día, así que le dije a mi amigo de ponernos a la una de la madrugada. Ese día él no pudo acompañarme porque tenía que madrugar a la mañana siguiente. Así que cogí el rifle y me puse a esperar. Sobre las dos de la noche, oí unos ruidos y al poco tiempo oí romper almendras. No había duda, era un jabalí. Por la hora y por el poco ruido que hacía debía de tratarse de un buen macareno. Poco a poco iba acercándose a dónde yo estaba y cuando le faltaba poco para "cogerme el aire", al haber buena luna decidí dispararle. Cuando levanté el rifle oí un ruido muy fuerte. Era el jabalí que se marchaba corriendo. Me quedé con una cara de asombro, pues no entendía lo que había pasado. El jabalí no me cogió el aire, pues no hizo el sonido que habitualmente hacen cuando siente la presencia de una persona una especie de bufido o soplido. Tras darle muchas vueltas a lo sucedido, me di cuenta que al levantar el rifle, el arma provocó un destello que fue suficiente para que el jabalí notara mi presencia debido a la luz de la luna. Decidí quedarme cinco minutos para relajarme y pensar un poco en el lance que acababa de suceder y mi sorpresa fue que al poco tiempo de haberse marchado oí de nuevo ruidos. Pensé que no se trataba del mismo jabalí, pues estos animales son muy astutos y si barruntan algo extraño no vuelven por allí. Caminé unos diez metros, sin apenas hacer ruido y busqué la sombra de una encina. Los jabalíes andaban comiendo y acercándose cada vez más a mí. Cuando calculé que ya estaban a tiro, encaré el arma a uno de los grandes del grupo. Iba una piara de cinco. Le disparé y cayó seco. Empezaron a correr y me dio tiempo a apuntar a otro grande, que corrió la misma suerte, y tuve tiempo a cargar y a disparar a un tercero, pero está vez erré el tiro. Sin duda, ha sido el lance más emocionante que he presenciado.

3.- Y el más peligroso?

El lance más peligroso fue al año siguiente y no tengo dudas de que se trata del mismo jabalí que se espantó en los almendros el año anterior. Lo sé por la hora y la forma de entrar a comer. Tenía un jabalí cebado unos 20 ó 22 días y por el viento no podía ir a esperarlo, ya que entraba en dirección a donde yo me ponía. Una noche alrededor de las 8 de la noche había caído una buena tormenta y me dije hoy es el día de esperarlo. Llegué al puesto sobre las 9. Aún quedaba algo de sol. Dejé el coche a unos doscientos metros de donde me iba a poner y me comí el bocadillo que llevaba preparado de casa. Hasta las 12 de la noche no oí los primeros ruidos. Justo a la parte izquierda de donde yo me encontraba. El viento como suele ocurrir después de cada tormenta iba cambiando de dirección. Por un momento, pensé en marcharme. Pero después de haberlo estado cebando durante más de veinte días decidí aguantar un rato más. A la media hora aproximadamente oí un ruido por debajo de donde yo me encontraba. De momento, el aire no había delatado mi presencia.

Oí un bufido y pensé que ya se había percibido de mi presencia. Al rato oí otro y al momento otro soplido más. Deduje entonces que no se trataba de simples bufidos sino que el jabalí lo que estaba oliendo eran mis pisadas después de la tormenta que había arreciado unas horas antes. Para mi asombro, no sólo no se marchó sino que cada vez se acercaba más a mí. Hasta el punto de que cuando lo tenía a unos diez metros, pensé que cambiaría de dirección y se iría hacia el cebadero, que lo tenía a unos 50 metros y podría dispararle entonces. Mi sorpresa fue que siguió oliendo mis pisadas y se acercó a apenas dos metros de donde yo me encontraba. El corazón me latía cada vez más rápido. Decidí entonces encender la luz. El jabalí pego un bote enorme y salió a gran velocidad. Hice un primer disparó que erré y cuando fui a efectuar el segundo tiro se desenchufó el cable de la luz que va conectado a la batería, así que tuve que tirarle sin verlo y lo erré de nuevo. Pasé realmente miedo.

4.- ¿Cuántos jabalíes has abatido en esperas?

En el tiempo que llevo realizando esperas habré muerto alrededor de 65 jabalíes, para lo cual he tenido que realizar entre 800 y 900 esperas. Muchas veces te entran jabalinas con rayones a las que no les tiras. Cuando ya llevas muertos muchos jabalíes, lo que buscas es que tenga una buena boca, o sea, un buen trofeo. Y esos son los más difíciles de conseguir.

5.- Dinos cuatro o cinco consejos que hay que tener en cuenta para no fracasar en una espera nocturna y no venirnos con las manos vacías?

Yo destacaría una que para mí es la más importante, ya que lo que está en juego es la propia integridad física del cazador. Nunca hay que realizar una espera después de que el sol se haya puesto, ya que entrar de noche o con poca luz al puesto puede resultar muy peligroso. Disparar con rifle no es lo mismo que disparar con una escopeta. Las balas tienen un alcance mucho mayor, puede encontrarse alguien en los lindes del coto o cerca del puesto que hemos elegido y no tener conocimiento de que se encuentre allí. Otro consejo sería que al acabar la espera y hasta el lugar donde tienes el coche llevar una linterna encendida.

Cuando va más de una persona, normalmente tres, y si nos encontramos en un campo de labor, los puestos se deben colocar en línea recta y siempre disparar hacia delante o hacia atrás, pero nunca efectuar un tiro cruzado.

Otra norma básica es no disparar a un bulto o a un simple ruido hasta que no tengamos la certeza que se trata de un animal. Para eso hay que encender la luz o si hay luna estar completamente seguros de que se trata de un jabalí. Si me permites, te voy a dar un consejo. Para mí, el jabalí se mata por el día. Me explico. Hay gente que llega a un campo donde la noche anterior han estado entrando los jabalíes y decide ponerse porque a su juicio es donde más daño están haciendo, sin darse cuenta de por dónde suelen entrar. Hay que andar y observar mucho el terreno antes de realizar una buena espera de jabalíes y aún así y todo te sorprenden y fracasas muchas veces. Por último, decir que cuando se mata un jabalí hay que recogerlo. Dejarlo muerto en el monte y sólo coger los colmillos no es de ser buen cazador. La carne de jabalí, además, es muy buena. Yo tengo por costumbre cocinar lo que mato, ya sean jabalíes, liebres o perdices.

Hay que tener en cuenta que para realizar esperas uno tiene que armarse de mucha paciencia, pues la mayoría de las veces nos vamos a venir con las manos vacías.

6.- ¿Qué rifle y munición sueles emplear?

Para mí, el arma es muy importante. Munición hay de muchas clases. Buena o muy buena dependiendo del dinero que quieras gastarte. Yo he llegado a disparar cartuchos de bala de cartón. También balas de rifle de 9,3x62 y entre medias, distintas clases de armas y municiones.

Las escopetas hay que probarlas sobre un blanco a 50 metros para ver el plomeo de los perdigones. Para saber si haces el tiro alto o bajo. Los rifles suelen ir todos bien, si están bien calibrados. Ponerlo a punto es fundamental. Para la espera es indiferente usar rifle que escopeta, al menos, donde yo cazo porque normalmente no se les tira a más de 60 metros por las circunstancias del terreno. Tampoco es lo mismo por el día que por la noche. Cuando enciendes la luz puedes tener el animal de cara y tener dificultad a la hora de efectuar el disparo.

7.- Tengo entendido que un buen calibre para los aguardos de jabalí es el 243 y para las batidas a partir de un 30.06 …

He cazado con el 30.06. Un armero me aconsejó que me comprara un Blasser de cerrojo, calibre 9,3x62 y es el que tengo desde hace tres años y estoy muy contento con él. Aunque a cada persona, le va bien un tipo de arma y munición. Tengo un amigo que tiene un 300. Les daba en el sitio, pero al no tener parada la bala, nos tocaba después pistearlos. De esto hace 15 años y, sin duda, ahora habrá mejor munición. Para los bichos que hay por esta zona, jabalí, arruí o macho montes con un calibre 300 sobra.

8.- Mejor cerrojo, express o semiautomático ?

Tanto el de cerrojo como el semiautomático son buenas armas para batidas y esperas porque se suele disparar a distancias cortas. Para recechos, por ejemplo, es mejor el de cerrojo. Es más preciso y la bala no se desvía tanto, a pesar de realizarse los tiros a mayor distancia.

9. Me ha llamado la atención, que en las batidas prefieres ir con las rehalas, en lugar de ponerte en el puesto. ¿Te resulta más emocionante?.

Sí porque soy una persona bastante nerviosa. En las batidas, la posibilidad de que entre un jabalí es mucho menor y no aguanto tres horas sentado. Aunque a partir de ahora voy a ir a puesto porque mi sobrino empieza este año a cazar y me hace ilusión estar con él y también para enseñarle algunas cosas, pues las batidas son muy peligrosas, sobre todo, para una cazador joven como mi sobrino.

10.- En alguna ocasión has tenido a un animal en el punto de mira y finalmente has optado por no disparar?

Si, más de una vez. Cuando, por ejemplo, he visto a una jabalina con rayones. Te voy a contar una anécdota. En una ocasión entraron al puesto 4 jabalíes, de unos 35 kilos cada uno y la madre. A la media hora entró un jabalí solo. Lo apunté y no me pareció que era el macho que yo andaba buscando, así que no le disparé. Me equivoqué. Cuando llegó a donde estaban los otros iba detrás de la cerda para montarla. Cuando intenté apuntarle para dispararle no pude. No se estaba quieto. La guarra no se dejaba montar y se escondieron en dirección al monte. Se me quedó una cara de tonto, que todavía me acuerdo.

11.-- ¿Qué les dirías a los detractores de la caza?

Pienso que muchas veces cuando hablan mal de los cazadores se generaliza. Sinceramente creo que no todos los cazadores somos tan malos como algunos nos pintan. Ser cazador es una afición que te nace y que disfrutas con ella. Aunque no veo nada malo, que haya gente a la que no les guste la caza. Todas las opiniones son respetables.

12.- En algunas batidas se ha observado la presencia de un híbrido entre jabalí y cerdo vietnamita. Algunos estudios afirman que de seguir emparejándose, el jabalí autóctono podría llegar a desaparecer. ¿Te parecen exageradas estas afirmaciones?

No sé si son exageradas o no, pero mejor que los cerdos estén en los corrales o porqueras y los jabalíes en el monte, que es donde deben de estar. De lo contrario, no dará gusto salir a cazar.

13.- Qué opinas de los cercones?

Prefiero las fincas abiertas. Los vallados cinegéticos no deberían existir.