Cuando se produjo el accidente del Yak 42 en el que fallecieron 62 militares que regresaban de participar en una misión en Afganistán no se depuró ninguna responsabilidad ni política ni penal.

Después de más trece años, el Consejo de Estado ha dado la razón a los familiares de las víctimas y responsabiliza al Ministerio de Defensa de las muertes de los 62 militares, que jamás debieron de haber subido en aquel avión.

El señor Federico Trillo, reputado miembro del Opus Dei, continuó como ministro de Defensa y con su acta de diputado, como si nada hubiera ocurrido.

Los dos únicas personas que fueron condenadas por aquel fatídico accidente fueron posteriormente indultadas por el gobierno de José María Aznar. Se falseó la identidad de 30 de los 62 militares fallecidos. La repatriación de los cadáveres fue una auténtica chapuza.

Tiempo después al señor Trillo se le premió con el cargo de embajador en Londres, pese a no tener ningún mérito en la carrera diplomática. Ahora tras conocerse el dictamen del Consejo de Estado y gracias a la presión de la oposición se le ha cesado en el cargo. Un cargo que nunca debió ocupar.

Estos días escuchábamos al propio presidente del Gobierno Mariano Rajoy afirmar que el caso estaba "sustanciado", que no sé muy bien lo que significa, y que aquello había ocurrido hace "muchísimo tiempo".

Pues bien ,señor Rajoy, hace muchísimo tiempo también, que estas personas perdieron a sus seres más queridos y no por ello los han olvidado. Ustedes, sí.