Las declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump, reconociendo a Jerusalén como capital de Israel y trasladando allí su Embajada, aunque esto tardará años en producirse ha provocado numerosas protestas internacionales, entre ellas, la de Naciones Unidas, que considera la decisión unilateral de EEUU, un atropello a los derechos legítimos del pueblo palestino y una clara amenaza para la paz en Oriente Próximo.

Hamás, ya ha anunciado una tercera intifada como respuesta a la temeraria y provocativa decisión de Trump, que contraviene la resolución de Naciones Unidas para la creación de un Estado palestino propio con Jerusalén Este como capital, una vieja e histórica reivindicación del pueblo palestino. Todas las resoluciones de la ONU han sido incumplidas sistemáticamente por Israel, incluida, la que le obliga a abandonar los territorios árabes ocupados.

La diplomacia estadounidense ha querido quitar hierro al asunto, pero lo cierto es que se ha recrudecido la tensión en la zona y las esperanzas de una paz duradera en la región están hoy más lejos que antes.