Parafraseando el refrán 'muerto el perro se acabó la rabia', parece que ahora muerto el perro se acabó el ébola.

Como todos ustedes sabrán, el perro de la enfermera infectada por el virus ébola ha sido sacrificado, tras la orden dada por la Comunidad de Madrid.

Excalibur que así se llama el perro ha sido objeto de toda clase de mofas y burlas por parte concretamente de un periodista llamado Alfonso Rojo, contertuliano habitual de 13 TV y otras cadenas de televisión, haciendo chistes pocos graciosos y de muy mal gusto sobre el destino final del can.

Otro tertuliano habitual Graciano Palomo que dice ser periodista, siguió bromeando con el tema del perro y dijo que Rojo tenía mucha mano en los criaderos y que le iban a regalar Excalibur 2 (sic).

Estos personajes que opinan de todo, sin saber de nada, bien estaría que estuvieran calladitos en más de una ocasión. Así evitaríamos, entre otras cosas, que nos chirríen los oídos cuando hablan o cuando dan su opinión sobre un tema, pero, sobre todo, cuando lanzan exabruptos, que suele ser lo habitual en estas dos perlas del periodismo mediatico y televisivo.

Creo, si no estoy mal informado, que el Partido Animalista ha presentado una denuncia contra el periodista de 13TV, que ya fue expulsado de la Sexta por sus continuos aspavientos y falta de respeto.

La movilización que se despertó por parte de la ciudadanía en redes sociales y en plataformas ciudadanas para evitar que el perro finalmente fuera sacrificado, lamentablemente, en este caso, no ha tenido un final feliz. Sin embargo, quiero recordar que todos los días son sacrificados cientos de perros en las perreras españolas, algunas de las cuales, dicho sea de paso, están en unas condiciones lamentables de falta de higiene, insalubridad y hacinamiento, además, de mal alimentados.

El abandono de animales es la primera causa que explica este hacinamiento que hay en la mayoría de los albergues o perreras municipales.

La falta de medios económicos y materiales, la mayoría de estos albergues como gustan llamarlos se financian gracias a las ayudas voluntarias y a la colaboración ciudadana, puesto que no tienen ninguna ayuda estatal, hace que muchas de estas perreras se vean obligadas a cerrar o a sacrificar masivamente a sus animales.

A parte de las movilizaciones generales, que unas veces dan resultado y otras no, la adopción es la mejor manera de acabar con el sacrificio de animales y por supuesto concienciándonos de que un animal no es un juguete.

Y también como no podría ser de otra forma denunciando hechos como el reseñado más arriba para acabar no sólo con el maltrato físico sino también verbal.

Pero puestos a opinar, me quedo con la propuesta de Arturo Pérez Reverte: Poner al perro en observación y sacrificar a la ministra. No hay color.