A los silbidos que se profieren cuando suena el himno nacional en los partidos de Copa del Rey que enfrentan al Barcelona y al Athletic Club, se suma ahora la negativa de ceder el nuevo estadio San Mamés, seguramente sufragado con dinero público, a la selección española de fútbol para que pueda jugar en el campo bilbaíno, tanto partidos amistosos como internacionales. Se da la circunstancia de que el actual entrenador de la selección española, Julen Lopetegui, es oriundo de Asteasu , precioso municipio guipuzcoano. No sé si ahora porque lo desconozco, pero la selección española siempre ha tenido en sus filas a jugadores vascos. Algunos han renunciado a jugar en ella por motivos ideológicos.

La iniciativa ha salido adelante gracias a los votos de PNV, Podemos y EH BIldu, que reclaman una selección vasca, que por cierto ya tienen, aunque se prodigue poco. También los catalanes tienen la suya propia.

No sólo desde el punto de vista de imagen para una ciudad como Bilbao, que siempre ha sido muy hospitalaria sino también desde el punto de vista económico por los recursos que genera una competición deportiva no debería impedirse que la selección española juegue en Bilbao o en cualquier otra ciudad española. No debería mezclarse el deporte con la política. Mal binomio.