No sé como habrá sentado en la gestora el pacto al que han llegado el PNV y el PSE, aunque lo presiento, pero, desde luego, es una buena noticia para la gobernabilidad y la estabilidad en Euskadi y también en el resto de España, con el conflicto catalán en plena efervescencia.

Los nacionalistas vascos repiten el mismo pacto que hace 18 años con José Antonio Ardanza en aquel momento lehendakari, que representaba el ala más moderada del PNV.

El PNV y el PSE han firmado un acuerdo de legislatura, que incluye mayores cotas de autogobierno y de competencias, pactadas con el Estado. Entre esas nuevas competencias, figura la política penitenciaria, hasta ahora dependiente del Estado. Una vieja reivindicación de los nacionalistas para acabar con la política de dispersión de presos etarras, que tan buenos resultados ha dado en la lucha contra el terrorismo.

El PNV ha optado por elegir de compañeros de viaje a los socialistas, viejos conocidos, frente a los que apostaban por un frente independentista con EH-Bildu.

El actual lehendakari, Iñigo Urkullu siempre me ha parecido un político dialogante y moderado, alejado de los radicalismos y de los viejos estereotipos que ejercen otros.

Frente al radicalismo del independentismo catalán, que propugna un referéndum de autodeterminación unilateral, fuera de la Constitución y la "desconexión" con el Estado central; el nacionalismo vasco busca mejoras en el autogobierno y mayores competencias, pero pactadas con el Estado y siempre dentro de la legalidad.

La nueva etapa que se abre ahora en España, con un gobierno que se ha ofrecido a negociar y a pactar, dejando atrás los viejos vicios de la mayoría absoluta, es un buen momento para poner en práctica las buenas palabras y empezar a solucionar los conflictos que tienen un cariz político mediante el diálogo y la negociación.

Gobierno y PNV se necesitan ahora más que nunca. Para sacar adelante los PGE, precisan el visto bueno de los nacionalistas vascos, descartado el apoyo de los socialistas a las cuentas públicas, que ya han dicho que votaran en contra, sin conocerlos previamente, al igual que el resto de fuerzas políticas, que ya los han tildado de antisociales y de ahondar en las desigualdades y en los recortes sociales. Sin presupuestos no se puede gobernar. Rajoy ha decidido prorrogar los actuales hasta que haya acuerdo. Pero la cosa no se puede demorar mucho más tiempo. Entre otras razones porque Bruselas quiere examinarlos con lupa para que cumplamos con el objetivo de déficit.

Si los socialistas y la derecha nacionalista han sido capaces de ponerse de acuerdo para gobernar en el País Vasco ¿por qué no es posible un pacto de esa naturaleza en el resto de España?