El próximo domingo día 21 de mayo conoceremos al nuevo secretario o secretaria general de los socialistas en un proceso de primarias, que está siendo bastante convulso, a la vez que despiadado entre los tres candidatos a ocupar el puesto en Ferraz.

Pero, ¿ por qué son importantes estas primarias a diferencia de otras? Por una razón principal. Porque está en juego algo más que el liderazgo de un partido. Está en juego, básicamente, la pervivencia de un partido político centenario, que ha sido clave en la historia democrática de este país y de defensa de las libertades, que no puede desaparecer de la escena política porque sigue siendo muy importante su presencia, sus aportaciones y su trabajo diario en las instituciones del Estado por el bien común de los ciudadanos.

En el momento actual, de auge de los populismos, y, sobre todo, cuando algunos dan por muerto el bipartidismo parlamentario es más necesario que nunca un PSOE fuerte, unido, que sepa dar respuesta a los problemas de la sociedad, revierta los recortes sociales del PP y devuelva el protagonismo a la ciudadanía y a las clases medias de este país, que son los que peor lo han pasado durante la crisis.

Durante el debate de los tres candidatos, hemos visto claramente una apuesta de futuro y de mirar hacia adelante, sin ataduras que lo lastren, como la representada por Patxi López, que para mí ha resultado el más convincente y el más coherente de todos, y Susana Díaz, una socialdemócrata convencida, la única capaz de colocar al PSOE como alternativa de gobierno y la de Pedro Sánchez, que sigue empecinado en llevar al PSOE al ostracismo de la mano de Podemos y sus confluencias, con tal de salvar su ego personal y su imagen pública; sin una idea clara de sus pactos postelectorales- los otros dos candidatos han rechazado cualquier alianza o acuerdo con Podemos, incluso la moción de censura- ni de España, con el problema catalán y el referéndum de independencia de telón de fondo. El "no es no" de Pedro Sánchez llevó a este país a casi un año de bloqueo institucional, con un gobierno en funciones y a punto de una nueva convocatoria electoral, que hubiera llevado al PSOE a un desastre electoral sin precedentes, peor de los que ya cosechó el propio Pedro Sánchez. La gestora tuvo que intervenir, tras la dimisión de Pedro Sánchez y puso sensatez , anteponiendo los intereses generales de España a los del propio partido.

Pedro Sánchez es el mejor aliado en estos momentos que puede tener Mariano Rajoy para continuar en el poder por muchos años, aunque la sombra de la corrupción persiga al PP.

Los militantes socialistas tienen la última palabra. El día 21 saldremos de dudas.