Por fin, el delito de maltrato animal se castiga en nuestro país con penas de cárcel, y no con una mera sanción económica como ocurría hasta ahora, donde el maltratador pagaba una cantidad irrisoria de dinero y eludía la cárcel, máxime cuando no tenía antecedentes penales. La reforma del Código Penal en su artículo 337 ha endurecido las penas relacionadas con el maltrato de los animales.

Carmen Marín, fundadora de la perrera de Torremolinos en Málaga ha sido condenada a tres años y nueve meses de cárcel por el sacrificio masivo de mascotas, más de 2.100 entre perros y gatos, según el Seprona, muchos de los cuales sufrieron una larga y dolorosa agonía hasta su trágica muerte final.

La acusada ponía la música a todo volumen para que no se escucharan los alaridos quejumbrosos de los perros y así no despertar sospechas y perpetrar sus horribles y macabros crímenes.

La sentencia reconoce como probado que Marín con la ayuda de otra persona sacrificó a los animales para un fin puramente lucrativo. La pérfida idea consistía en eliminar el mayor número posible de animales, en verano se incrementaban los sacrificios, para dar cobijo a otros, dando espacio y percibir una cantidad económica que oscilaba entre 25 y 60 euros por cada animal que llegaba al refugio, según fuera adulto o cachorro, perro o gato.

El juez ha dado cinco días a la expresidenta de la protectora para que ingrese voluntariamente en la cárcel o de lo contrario se decretará una orden de busca y captura.

Una sentencia que marca un antes y un después en la defensa de los derechos de los animales y de la que nos felicitamos absolutamente todos.