Suena el despertador a las 7:00 como todos los días. Café, galletas, también como todos los días. Pero es domingo y toca salir a correr, así que me enfundo con emoción mis mayas, mis Asics y demás parafernalia que llevamos los aficionados al running. Esta vez es la Volta a peu San Francesc d'Assis organizada de forma altruista por el club Runners Ciutat de Valencia, con fines solidarios. Un recorrido de 5,3 km no competitivo por las calles de Mislata.

Cuando llego a la carrera esta a punto de comenzar, me cuelgo rápidamente el dorsal y me uno al resto del grupo. El ambiente es jovial, en esta carrera lo importante no es la lucha contra el crono, sino disfrutar de nuestra afición por quemar suela, y recoger el mayor número de kilos de comida,, que repartirá Cáritas. Al ser un recorrido corto empiezo con un ritmo fuerte, aprovecho los primeros metros para adelantar puestos mientras caliento los músculos de mis piernas. Una vez que alcanzo a corredores un ritmo cómodo me adapto a su cadencia. A medida que avanzo mis pulmones de fumador me hacen reducir , hasta el último kilómetro decido apretar hasta la meta, a la que llego como siempre: ni de los primeros ni de los últimos, feliz. Acabo en 21 minutos, mientras que la organización recolecta una tonelada de comida entre 700 participantes, muchos más de los que se esperaba.

Pero la carrera no acaba en la meta, vienen las categorías infantiles, en las que los más pequeños corren como profesionales. Mientras los más mayores disfrutamos junto a los vecinos del barrio, es una carrera popular, de los refrigerios ofrecidos, entre risas y anécdotas. Lo bonito de este tipo de carreras son estos momentos, en los que se convierte en una reunión de amigos pasándolo bien.