Una nítida fotografía simboliza la comunión alcanzada entre espectadores y atletas en el Maratón de Valencia 2015Maratón de Valencia2015, catalogado ya como el mejor de todos los que se disputan en suelo español. Los corredores describen el último kilómetro antes de llegar a la meta como la sensación de plenitud, en mitad del sufrimiento, que experimentan los ciclistas en la subida a Alpe D´Huez, la más legendaria etapa del Tour de Francia, en la que el esfuerzo titánico de las pedaladas entre curvas alpinas se ve recompensado con el calor de una marea humana que alienta a un último esfuerzo. Una emoción muy parecida sienten los corredores cuando tras más de 40 kilómetros de duro asfalto son llevados en volandas por los aficionados hasta la meta. Es la metáfora perfecta de la victoria.

El Maratón Trinidad Alfonso se ha convertido en una de los nuevos emblemas de Valencia al mundo. La carrera ha crecido a un ritmo tan fulgurante en los últimos años que se ha erigido en un gran evento de nueva dimensión: sostenible desde el punto de vista económico, sin cargo alguno al erario público por el decidido apoyo privado y abierto a la participación popular multitudinaria de atletas y espectadores, al vencer la histórica resistencia de una ciudad que ahora se vuelca de pleno con la fiesta atlética. Se ha sabido dar la vuelta al calcetín para elevar una prueba que, en el año 2009, tocó fondo en pleno auge de la carreras populares, cuando tuvo una participación menor a la experimentada en su edición anterior.

El paisaje ha cambiado radicalmente desde que entrara en juego el respaldo de la Fundación Trinidad Alfonso y Divina Pastora. Las abrumadoras estadísticas (16.500 atletas en el Maratón y 8.500 para el 10k) corroboran que Valencia ha sabido sacar provecho al potencial único que dispone la ciudad para explotar un evento de esta envergadura, por estar a la altura del mar y por el clima mediterráneo que ofrece el envidiable escaparate de un otoño templado para la disputa de la carrera. Dos factores que, junto al boca a boca de cada edición y el éxito organizativo de un trazado ya reconocible, han imantado cada año a más participantes. La afluencia masiva ha redescubierto un inexplorado concepto como el del turismo deportivo, que repercute positivamente tanto en hostelería como en ocupación hotelera en los días de la carrera. Los atletas, con familiares y amigos, suelen aprovechar la prueba como punto culminante de un viaje de turismo.

Y, por supuesto, en la edad de oro del atletismo popular en Valencia hay que destacar el apartado deportivo. El Maratón Trinidad Alfonso ha sido catalogado con la medalla de plata por la IAAF y cumple con requisitos de calado que le acercan a la máxima certificación. Un objetivo que la organización quiere alcanzar pero midiendo los pasos, sin saltarse plazos.

Uno de los alicientes de la presente edición será la de superar el récord de la prueba, registrado en 2 horas 7 minutos y 32 segundos por el keniata Félix Kipkemboi en 2013. Con ese objetivo se han reclutado a diez atletas con una marca acreditada por debajo de las 2 horas y 10 minutos. Además, cinco de ellos ya han superado en alguna ocasión el tiempo final de Kipkemboi.

Más allá del factor aleatorio de la climatología, todo está dispuesto para que el Maratón Trinidad Alfonso amplíe el techo de sus expectativas. Se ha salvado incluso una contingencia importante, que mantuvo en vilo a la organización durante meses, ya que el presidente del Gobierno Mariano Rajoy meditó adelantar las elecciones generales al 15 de noviembre. Supuso todo un respiro que la convocatoria final de los comicios fuera para el 20 de diciembre. Con la fecha de la carrera ya cerrada desde un año atrás, la coincidencia habría obligado a aplazar el evento por incompatibilidad logística. No fue así y Valencia ya cuenta los días para que comience el espectáculo.

El aumento del censo eleva la cita a gran maratón y se saldrá en dos turnos

¿Qué techo tiene el Maratón Trinidad Alfonso? ¿De qué manera puede seguir creciendo la carrera sin arriesgarse a morir de éxito? La organización tiene calculada cuál debe ser la evolución de la prueba en el futuro, con el objetivo de alcanzar a largo plazo el anhelo de entrar en el selecto club de los «World Marathon Majors» que engloba a sus majestades Tokio, Londres, Boston, Berlín, Chicago y Nueva York.

El primer paso en la edición de este año, debido al incremento de participantes, es la de partir de forma gradual la salida de los corredores en dos grupos (a las 9 horas, igual que la 10K, y 9:06 respectivamente), diferenciados por los tiempos previstos de entrada en meta. Se logra que el ritmo de carrera sea más fluido y compatible con que el trazado actual pueda seguir absorbiendo el incremento en el censo de participantes. Un método aplicado con éxito en los principales maratones y que comenzará a equiparar a Valencia a las grandes citas.

El circuito actual, más allá de un pequeño embudo que se forma en un tramo de la calle San Vicente, se ha asentado y goza del consenso general de los corredores. Con más paciencia se toman los objetivos deportivos de cada carrera, centrados de momento en ir superando el récord de ediciones anteriores. Los organizadores no se obsesionan en acercarse a las marcas de las grandes ciudades. Mientras que el Medio Maratón fue el más rápido del mundo en 2014, el récord de Kipkemboi de 2013 es el tiempo número 176 del mundo. Bajar considerablemente el tiempo obliga a tirar de talonario para atraer a las grandes estrellas, algo que no es prioritario ni se necesita en el formato actual, completamente consolidado.