Correr es sin duda una de las actividades más placenteras que existen. Al correr nos reencontramos con nuestro cuerpo y con nuestro yo. Sentimos la simbiosis perfecta y gozamos con momentos excepcionales. Ello explica que el running sea la actividad física más extendida en todo el planeta. Correr por Valencia es un enorme placer, permite contemplar parajes de una espectacular belleza con los que solo podemos gozar gracias a nuestras piernas, bien andando, bien corriendo.

Las sensaciones que experimentamos son difíciles de expresar, pero explican porque tantas personas encuentran en la carrera ese momento del día tan especial. Ese momento en el que la práctica del deporte por el deporte te llena. No necesita empujar a nadie, ni darle una patada, o simular una falta para ver si pica el árbitro. No.

Al correr nos encontramos con nosotros mismos. Somos personas que hablamos con nuestro cuerpo. De ese diálogo en nuestra mente, de esas sensaciones que se experimentan al sentir el frío, el cansancio, el calor nace nuestro deseo de aprender a conocernos a través de la carrera. Es por todo ello, por lo mucho que nos va a dar a lo largo de la vida que correr debe ser una escuela de valores personales. Atravesar la línea de meta de tu primer 5K, 10K, 15K o media maratón te proporciona momentos inolvidables, no digamos nada si haces un 42.195 metros. En ese momento el cielo se abre y te dices lo he podido hacer. Yo un oficinista, yo una peluquera, yo un policía municipal, yo un electricista, bombero, profesor, taxista, pintor, y la profesión que queráis. Yo un pobre individuo he sido capaz de hacer algo que me ha sacado del anonimato.

Es por todo ello, por las muchas horas de felicidad enorme que me proporciona la carrera que no puedo terminar una carrera en un hospital. Forzar tu naturaleza por forzar no tiene sentido. Si no has entrenado bien, si no te encuentras bien, si en los últimos días un resfriado te ha bajado las defensas, si tienes fiebre, si el cuerpo no te lo pide no salgas a competir. No tiene sentido. Hay muchas carreras. Vives en el paraíso de la carrera a pie. No te preocupes. Si tu cuerpo no te lo pide no lo castigues. Sal a correr ese medio maratón con el que sueña o ese maratón con ilusión, con ganas, con cabeza, y verás que al atravesar la meta ha valido la pena. No salgas a correr para acabar en un hospital. No des ese disgusto a tu familia ni a ti mismo. Llega a meta con la cabeza alta.