Valencia se volcaba hace dos domingos con una de las citas más esperadas del calendario deportivo como es el maratón. Una prueba de resistencia, de fortaleza y de esfuerzo continuo que dejaba imágenes e historias para el recuerdo. Las llanas calles de la capital del Túria, unido a su buen clima, son un escenario idóneo para correr muy rápido y de hecho la carrera valenciana es ya la más veloz en territorio español. Pero en la Comunitat Valenciana también hay rincones mucho más escarpados, territorios perdidos entre montañas que constituyen toda una delicia para los amantes del atletismo y de la naturaleza. Y por los que se celebran pruebas como el «Marató dels Dements». El nombre lo dice todo («dements» es locos en valenciano). Esta prueba se celebró el pasado sábado en la sierra castellonense de l´Espadà y en ella se dieron cita unos 450 valientes de los que tan solo unos 300 lograron afrontar con éxito un trayecto con 3.800 metros de desnivel.

Levante-EMV lo vivió de la mano de dos de las competidoras que se aventuraban por primera vez en esta prueba que cumplía su tercera edición. Además, para una de ellas, Susana Gallardo, esta fue una forma original de celebrar su cumpleaños: «Unos amigos de mi equipo de montaña (Run Mountain) la iban a hacer, los acompañé a los entrenamientos previos por la zona y me empezó a entrar el gusanillo. Investigué la fecha, vi que era el día anterior a mi cumple y me dieron ganas de festejarlo haciendo el maratón».

Mientras tanto, Cristina San Martín, con quien formaba pareja en la competición, indica que es «una carrera muy exigente a nivel técnico, físico y mental. Supone un reto interesante para cualquier persona a quien le guste correr por la montaña, rodearse de paisajes espectaculares y afrontar un buen desnivel». Gallardo coincide en que «es muy dura, no hay tramos para descansar, todo es subida con desniveles elevados y luego todo bajadas muy técnicas que desgastan las piernas a tope. Es para gente ya experimentada en la montaña».

Eso sí, como también pasaba en el maratón de Valencia, una parte importante eran los apoyos y la animación para mantener la moral.

Ambas, que también tienen experiencia en esta distancia en asfalto, destacan que aquí «el terreno es mucho más irregular, hay más cambios de ritmos y velocidades menores».