Mientras todavía se recuperaba en el Hospital de Sagunt tras la indisposición sufrida en el maratón de la Vía Verde de Ojos Negros que se cobró la vida de dos corredores, Milivoje Radovanovic ya piensa en volver a enfundarse las zapatillas y seguir con una afición que, a los 65 años, practica desde hace 15. «Estoy bien», reconocía ayer a Levante-EMV mientras esperaba que el médico le diera el alta, hasta tal punto que «me había planteado disputar la semana que viene, como tenía previsto, la Maratón y Media de Penyagolosa„más de 63 kilómetros„, pero un amigo médico de mi edad, que también corre, me lo ha desaconsejado».

Este vecino de Benicàssim, que disputaba por vez primera la carrera de l´ Alt Palància, explica sobre lo que sintió el domingo que «empecé bien, con un ritmo que me permitía estar en el objetivo de las 3 horas y 30 minutos, pero sobre el kilómetro 30 aflojé». Pese que se recuperó hasta el punto de cruzar la meta «saludando a la gente, como corresponde», cuando se sentó «me pareció que algo fallaba», reconoce. Pasados unos minutos, al levantarse para conseguir agua, «me encontré peor y ya me tumbé y vinieron a atenderme».

Después de que los servicios sanitarios comprobaran que tenía la tensión baja y le hidrataran con bebidas isotónicas, «estaba mucho mejor y el médico me dijo que tenía buen color, pero me recomendó ir a Segorbe, supongo que para asegurarse después de lo que había pasado«, añade Radovanovic, en referencia a los dos fallecidos. Este factor, según considera, también fue determinante para remitirle al Hospital de Sagunt y estar allí unas horas en la UCI, antes de pasar a planta y recibir el alta.

En ese tiempo, las pruebas han revelado algunos parámetros por encima de lo normal, pero «lejos de los niveles de riesgo», como consecuencia de «un gran sobreesfuerzo, con sobrecargas musculares que pudieron llegar al corazón», según relataba ayer a este rotativo.

Desgraciada «casualidad»

Con muchas carreras a sus espaldas, especialmente de montaña, Radovanovic reconoce que nunca había oído que murieran dos corredores en una misma prueba, circunstancia que achaca a una desgraciada «casualidad». En cuanto a lo que sintió en Navajas, el veterano atleta apunta que «sobre el kilómetro 35 de una subida al Penyagolosa también me mareé, pero esa vez no continue en carrera y me recuperé».

Sobre la prueba del domingo, Radovanovic reconoce que no era especialmente dura, aunque sí «engañosa», especialmente «me sorprendió que hubiera una subida a unos 9 kilómetros del final, que no estaba en el perfil y que se me hizo muy larga y complicada».

En el tiempo de hospitalización, el corredor ha llegado a la conclusión de que «el problema estuvo en que, al cruzar la meta, paré en seco. Si hubiera seguido trotando un rato más, creo que me hubiera recuperado sin problemas».