Ayer fue uno de los días más especiales en la vida de Natacha López y, por extensión de su familia. Sí, porque después de casi un año ya luchando contra el cáncer, la vencedora de la carrera de la mujer en 2015 tomaba la línea de salida y lo hacía con un nuevo reto, también muy bonito y particular, como era primero acabar y luego ganar la categoría de tres hermanas. Ella, competitiva como es, siempre busca nuevos objetivos y ahora había involucrado a dos de sus seres más queridos, Mónica y Miriam, para vivir juntas esta jornada en pro del deporte femenino.

Como no podía ser de otra forma consiguieron su objetivo y, al entrar en meta, se abrazaron, saltaron, se emocionaron, lloraron y, de paso, hicieron poner los pelos de punta a mucha gente. «Poder correrla ya era una gran alegría. No sabía si podría llegar, pero me he sentido bien. Corríamos en la categoría de tres hermanas, lo hemos planteado de otra forma, de una manera bonita también», indicaba Natacha nada más cruzar la meta.

Luego, tocaba esperar a sus hermanas, con nervios, pero con mucha alegría. Ella, pese a no ir a competir, logró acabar séptima y entró de la mano de su compañera del Cárnicas Serrano, la joven Nerea García: «La gente me ha animado mucho. Me he encontrado con Nerea y hemos decidido entrar juntas y nos hemos ido animando las dos. Ha sido muy especial la entrada», reconocía una Natacha que agradecía todo el ánimo recibido: «La gente me decía, vamos campeona, en todas las carreras me animan mucho y tengo que agradecérselo».

Mientras tanto, sus hermanas, destacaban su fuerza y constancia: «Es una campeona desde que se levanta hasta que se acuesta. Siempre nos arrastra. Era un reto para nosotras y también para ella y ha sido muy especial».