Pocos o muy pocos podían pensar que hoy lunes día 23 de octubre de 2017 la ciudad de València iba a estar asociada con la consecución de un récord del mundo en la distancia de los 21 kilómetros con 96 metros. Pocos o muy pocos podían pensar hace 10 años que más de 12.000 personas acabaran una media maratón, y de ellas un 24% de mujeres. Pocos o muy pocos compañeros/as de la S.D. Correcaminos imaginaron un día que una de sus carreras estuviera asociada con la consecución de un récord del mundo.

Ayer domingo, la jornada atlética empezó muy temprano para muchas personas. Los atletas tuvieron que desayunar dos o tres horas antes de la salida y luego dirigirse hacia los Poblados Marítimos. Hace algo más de 100 años el escritor Vicente Blasco Ibáñez comentaba desde su chalet de la Malvarrosa que la ciudad de València vivía de espaldas al mar y que había valencianos que miraban por encima del hombro a las gentes del Cabanyal, Poble Nou, Malvarrosa y Nazaret. Hoy València mira hacia el Puerto. Hoy miles de personas en el mundo miran a València y a ese puerto en el que Joyciline Jepkosgei ha hecho 1:04.51, nueva mejor plusmarca mundial, por un segundo, que ella misma poseía.

Efecto llamada

Dentro de un mes se celebrará el Maratón y en marzo el campeonato del mundo de Media Maratón. Lo que ocurrió ayer en València con Cheroben, con 59:11, y ojo con el noruego Sonroen Moen, con 59:47, va a tener repercusiones mundiales. Estas distancias de los 21.096 y de los 42.195 tienen un componente mágico, iniciático, para algunos sagrado.

Si nos fijamos en las mujeres valencianas hay que felicitar a todas y reseñar algunos nombres como Marta Esteban, con mínima para los Mundiales, y detrás de ella Davinia Albinyana, Irene Espí, María José Casinos, Ángeles Ruiz, Joana García, Tina Fernández, Marta Fernández y Vanesa Benavent, entre otras muchas. Cada mujer que acabó ayer la carrera es merecedora de admiración.

En hombres, Hassane Ahouchar volvió a ser el gran protagonista, y ya lleva desde el año 2005, cuando llegó en una patera, demostrando su gran valía. Ouais Zitane fue su lugarteniente.

La llegada a meta, siempre emotiva, sirvió para admirar lo más hermoso de la condición humana, la pasión por la vida. Los abrazos, los besos, las manos enlazadas, los llantos y gritos todo se fundió durante cerca de 3 horas.

Ayer, los medios de comunicación pudieron vivir el sueño de un día de otoño donde los valencianos salieron a la calle a animar a todos y borramos la imagen bochornosa que dieron algunos el 9 de Octubre. Las pancartas, los recuerdos a los seres queridos, los atletas que ya no estarán, los que llegan con la ilusión de correr su primera media como Alicia Rocher, todos se fundieron en una gran ola que inundó de color una ciudad amable, culta, luchadora por los principios de igualdad.