El presidente de la SD Correcaminos y uno de los arquitectos de la ciudad del running, Paco Borao, estaba ayer exultante. Su entusiasmo comienza a ser lo habitual después de cada medio maratón y maratón de València, vista la explosión de ambas pruebas en las vertientes competitivas y popular; los récords y las felicitaciones que recibe de medio mundo por elevar a València a la cátedra del atletismo de ruta.

Pero lo de ayer era distinto. La gente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), que preside el mítico corredor Sebastián Coe, fue testigo presencial de la organización del Mundial de Medio Maratón, celebrado el sábado. Y los parabienes fueron transmitidos en directo, cara a cara, desde los días previos hasta la línea de meta. «Estaban alucinados de las excelencias de la ciudad como sede de la carrera», asegura Borao, reunido ayer por la tarde con la IAAF, aprovechando la cita del sábado, para analizar el panorama mundial de las grandes carreras urbanas. Borao también es presidente, hasta mayo de 2018, de la Asociación Internacional de Maratones (AIMS).

«A las 5 de la tarde, antes de la salida de las mujeres, yo ya me daba con un canto en los dientes. La IAAF estaba literalmente alucinada por las infraestructuras y todo lo que conlleva la organización de un mundial de medio maratón. Hiciese viento o lloviese durante la carrera, de por sí ya estaban convencidos de todas las bondades de València», apunta Borao. «Los que no habían estado quedaron prendados de la monumentalidad de la ciudad y de la llegada, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias», añade satisfecho.

«Y después, las mujeres llegan y baten el récord del mundo, no sólo nuestra, sino de nuestros colegas de la IAAF, porque quién iba a imaginar que con ese viento... Incluso el amigo Kamworor, en la carrera masculina, se pegó un carrerón en los últimos 5 kilómetros y por un segundo no bajó de la hora. Todos estamos más que satisfechos: nuestros amigos de Trinidad Alfonso, el alcalde, los esponsors... En la ceremonia de entrega medallas, en el Hemisfèric, la alegría era desbordaba. Sebastián Coe estaba contentísimo. ¿Qué más queremos?», explicó Borao.

Las felicitaciones llegaron también, como no, a la Fundación Trinidad Alfonso, que coofinanció la carrera. Nunca antes un Mundial había tenido ese formato. El éxito de la prueba «nos refuerza en nuestra idea de que tenemos capacidad de hacer miuchas cosas y mejorar», afirma Borao.

La costumbre de Kamworor

La anécdota del día, ayer, la protagonizó el campeón, Geoffrey Kamworor. Se hizo la cama del hotel y, cuando alguien le explicó que no era necesario, contestó: «Pido perdón, me gusta ayudar, siempre lo hago».