La resolución del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, anulando prácticamente la anterior sentencia del Tribunal Supremo sobre el derecho a la enseñanza en castellano en Cataluña, es la más palpable demostración de que en este país no existe justicia y que los políticos han barrido cualquier atisbo de recuperar la decencia. Unos -los nacionalistas- por su descarado e insolente egoísmo, despreciando todo lo que no sea acorde con sus intereses; y los otros -como ahora el Partido Popular- por su manifiesta cobardía para no afrontar claramente el problema (dejando a un lado su permanente ambigüedad), y adoptando las medidas necesarias para conseguir que se imponga la doctrina del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo.

Por supuesto que paso de largo sobre el PSOE que ha sido y sigue siendo el aliado número uno de todos los nacionalistas. Pero vuelvo sobre el PP porque considero que desde hace muchos años es el que tiene mayor responsabilidad en este asunto toda vez que ya en la segunda legislatura de Aznar disfrutó de una holgada mayoría parlamentaria y NO HIZO NADA para evitar este atropello de los nacionalistas catalanes. Sin olvidarnos de las Comunidades Autónomas en las que desde hace años está gobernando con mayoría absoluta como en Galicia (con descarado incumplimiento de su Programa Electoral) y en Valencia, en las cuales tampoco se ha atrevido a facilitar la libre elección generalizada de la enseñanza en castellano.

Todo esto nos lleva al total desconsuelo de reconocer que nuestra querida España no tiene solución con la casta política que nos gobierna en la actualidad, puesto que flagrantemente se burlan del estado de derecho y además nos toman por idiotas, toda vez que seguimos anestesiados con otros problemas no menos importantes como la crisis, el paro, la burbuja inmobiliaria y la cascada de casos de corrupción cuyo caudal parece inagotable.