Por enfermedad de un hijo mío, hemos pasado siete días ingresados en la Fe. Como edificio, independientemente de los fallos arquitectónicos de los cuales soy un ignorante, es un despropósito. Para el que llega por primera vez por el Bulevar Sur, solo tiene un simple cartel de tráfico anunciando el desvío al hospital. Si además eres forastero, te lo puedes pasar y ya no hay solución hasta la próxima rotonda. Pero si aciertas a entrar, te topas con la parte frontal de los edificios y una larga avenida donde no verás ni un solo cartel orientativo, como no bajes del coche y leas los cartelitos en postes distribuidos por las aceras. Repito, no se pueden leer desde el coche. Suponte que vas de urgencia con un herido. No hay cartel de urgencias. Me refiero a esos carteles enormes y hasta luminosos, que tienen otros hospitales de la misma Valencia: Urgencias, Quemados, Maternidad, etcétera.

Como no ves nada, sigues por la avenida sin hueco para aparcar y al final, en vez de carteles enormes, ves uno pequeñito de «Parking» Giras a la derecha pues si no te sales del hospital. Entonces ves una marquesina con ambulancias y celadores que entran camillas y sillas de ruedas y te dices: esto debe ser Urgencias. Debe ser, pues sigue sin haber un cartel bien grande e iluminado que ponga «Urgencias». Pero es que si vas por Consultas Externas aún es peor. Son muchos bloques, son cientos de puertas y pasillos con una endiablada rotulación, son empleados que ni siquiera ellos te saben orientar bien. Aquello es tremendo, ingobernable, laberíntico. Otro día os hablaré del personal y de los servicios.