Los actos fastuosos que se celebran en la Comunitat Valenciana como son Fórmula 1 y Open de Tenis en deportes y los Premios Jaime I en ciencia cuestan millones de euros y como los patrocinadores privados solamente cubren una pequeña parte del presupuesto, la mayoría del gasto recae sobre el erario. Teniendo en cuenta la situación próxima a la bancarrota del Gobierno valenciano que, por ejemplo, no paga los gastos de las personas incapacitadas dependientes y paga los gastos farmacéuticos y los proyectos de investigación científica con varios años de retraso, resulta de sentido común suprimir todos estos gastos fastuosos y destinar los fondos que en ellos se malgastan a atender necesidades básicas de la educación, de la salud, del deporte y de la ciencia.

En este último aspecto, es de destacar que ninguna comunidad autónoma, incluyendo las de mayor renta per cápita y que más invierten en investigación científica como Madrid, Cataluña, Navarra o País Vasco, cometen el dispendio de conceder premios de investigación a científicos de toda España. ¿Por qué la Comunitat Valenciana, que es una de las regiones que menos invierte en investigación, pretende tener la potestad de seleccionar y premiar a los mejores científicos españoles? Quizás porque todos estos actos fastuosos se hacen para mayor gloria de los organizadores, no de la pobre (en sentido literal) Comunitat Valenciana. (Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas) Valencia.