Soy mujer y madre. Mi carta va dirigida a las mujeres que están tentadas a abortar o que defienden el abortado sin considerar plenamente al ser que llevan dentro.

El no nacido es un ser humano como también lo fuimos tú y yo cuando estuvimos en el seno de nuestra madre. Desde el momento de la concepción empezó nuestra vida y, afortunadamente, podemos disfrutar de ella porque a nadie se le ocurrió que existía un derecho a eliminarnos porque éramos prescindibles. Efectivamente, el feto está en nosotras pero no es nuestro cuerpo, es decir, no es un quiste, un apéndice, etc. Es un hombre o mujer que tiene derecho a vivir, a nacer, a ser amado, a tener unos padres, un hogar, como lo tuvimos nosotras. Cuidamos de él durante el embarazo pero no es nuestro. Basta ver una ecografía, pues, una imagen vale más que mil palabras. ¿Habéis visto alguna ecografía de vuestro hijo/a?

Leo en alguna prensa y escucho en algunos medios lo siguiente: «La mujer tiene derecho a decidir». Por supuesto, «todos» tenemos derecho a decidir. Por ello, en este asunto, falta la voz del ser humano no nacido. Y si nosotras queremos vivir, seguro que nuestros hijos/as también. Negarle ese derecho no es justo. Existen otras soluciones y no conozco a nadie que se haya arrepentido, tras el parto, de haber continuado con el embarazo. ¿Acaso nuestra naturaleza y existencia cambió por el simple hecho de estar dentro o fuera del vientre de nuestra madre? Conchita Guijarro Faubel. Valencia.