Recientemente ha partido a la Casa del Padre, un sacerdote amigo, Rafael Tortonda Zarzoso, que falleció repentinamente. Hace varios años solíamos coincidir en comidas familiares, donde me demostró en sus conversaciones que era un hombre llano y sencillo, y estaba preocupado por los problemas del mundo.

Hace unos 14 años falleció un amigo de Monserrat, Valentín Navarro, quien estuvo un mes en coma. Casualidad del destino, hace un par de meses la viuda de Valentín me preguntó si podía facilitarle el teléfono o domicilio para agradecerle lo bien que se portó en los días que estuvo ella acompañando a su esposo hasta que falleció, pues Rafael pasaba todos los día a interesarse por su salud y darle ánimos. Le ayudó a sobrellevar mejor la carga, pues las esperanzas de salvación eran pocas. Y desde entonces ya no lo había visto. Quedé en que lo intentaría a la mayor brevedad pero ya es tarde...

La labor apostólica de Rafael fue muy buena. Me consta que ayudó a muchos amigos y conocidos a vivir como personas y como católicos. Por circunstancias de la vida habíamos perdido un tanto el contacto pero siempre quedará el valioso testimonio que desde su humildad y sencillez supo predicar Rafael Tortonda Zarzoso. Descanse en paz. Franciso Mora. Torrent.