A la vez que viajamos, si tenemos esta oportunidad y el como lo hacemos podemos contribuir a ayudar a comunidades respetando el Planeta. A veces no es posible tomar un medio de transporte más lento,y si por la distancia viajamos en el avión, al menos conviene estar impuestos y concienciados, que un avión consume al despegar la misma cantidad de oxígeno que una familia media durante un año y que para generar esa cantidad de oxígeno es necesaria una hectárea de bosque. Podemos contribuir con nuestro turismo personal a sentir la cultura, encontrarse con el país anfitrión y también con su gastronomía, ayudando con el consumo moderado y comprando en tiendas y restaurantes locales a que muchas familias puedan tener una vida digna. Después de concienciarse con esas nuevas culturas, sus realidades, sus afanes, y, por ejemplo, la lucha por sus tierras frente a las transnacionales, no olvidemos la parte cultural, los libros y documentos históricos. Y a poder ser adquirirlos en nuestra lengua vernácula. Dice sobre esto último Orison Swett Marder: «Los libros son compañeros del solitario, amigos del desamparado,solaz del tedioso, contento del descorazonado y sostén del desvalido». Francisco Javier Sotés Gil. Valencia.