15 de septiembre, día de la vergüenza nacional. El año pasado participé en la manifestación contra el Toro de la Vega en Tordesillas; decidí hacer algo más que gritar consignas contra la masacre de este toro. Me esposé al puente, para que el toro no pudiera pasar, si interrumpía 20 minutos podría anularse la fiesta. La primera sorpresa fue que unos vecinos de tercera edad fueron los primeros en patearme mientras permanecía encadenada. No me lo podía creer, mi hija les pedía inútilmente que no me patearan, yo dejaba resbalar mis lágrimas en silencio, no tenía palabras ante tanta impotencia.

De entre la multitud que me rodeaba surgieron los policías. Uno intentaba sacarme las esposas estirando de mi muñeca, cosa que evidentemente era imposible y otro, el de menos alma, me cogió la otra muñeca no encadenada y me retorció el brazo, hasta casi sacarme el hombro del sitio. Yo no podía verle la cara, la tenía en el suelo, me fue girando la muñeca hasta que pensé que me iba a desmayar, pero él seguía hasta que de repente sentí un clack y se quedó colgando. Diez meses he pasado con pruebas médicas para rehabilitarla.

Soy enfermera, pacifista (que no permisiva ante las injusticias), profesora de yoga. En mi vida he agredido a otra persona, ni lanzado piedras, ni insultado a ningún tordesillano. Pero como mujer, cuidadora de vidas, empatizadora del sufrimiento de todo animal, vegetariana desde los 14 años€ no podía quedarme impasiva ante tanta crueldad en pleno siglo XXI.

Rompesuelas, estoy contigo, llorando a mares, comprando libros de leyes y estudiándome todos los reglamentos para encontrar la vía legal de cambia restas injusticias. Desde el círculo animalista de Podemos, del que soy portavoz, no vamos a parar hasta lograr un mundo más justo, hasta que en mi comunidad las demás hijas no sean testigos de la crueldad social y la demagogia política. Estoy contigo con toda mi conciencia. Serás el último toro salvajemente asesinado aunque tenga que pasar el reto de mi vida encadenada en tu glorioso ayuntamiento de partido de derechas. Estaré contigo hasta la abolición. Emilia Nácher. Valencia.