«Hay que dialogar» es la frase preferida de los políticos e informadores, especialmente de izquierdas. Es la frase más retórica, la que no dice nada, la que parece que se hace algo y no se hace nada pero se queda como el santo Job. Ya son más de 35 años de diálogo y que sepamos todos terminan igual: el president de la Generalitat de turno da la mano (en este caso con la palma hacia arriba) y el presidente del Gobierno español de turno se la llena. Eso en cualquier país civilizado lo llaman chantaje consentido.

La singularidad de Cataluña es haber inventado la mayor parte de su historia. Hay que reconocer que les sale muy rentable gracias a que los diferentes gobiernos han tenido la singularidad de dejarse chantajear una y otra vez. Estos chantajes sólo pueden inducir a que cada comunidad reclame su singularidad (que todas la tienen), teniendo en cuenta que es lo más rentable.

Más singular que Cataluña es el País Valenciano de quién se ha apropiado del idioma valenciano convirtiéndolo en propio de su inventada historia. Valencia fue fundada por los romanos un siglo antes que Barcelona. Se llamó Valentia y es donde empezó a gestarse el idioma valenciano. Hasta el diario francés Le Monde publicó un reportaje en que se explicba que el idioma valenciano se habla desde Lleida, Andorra y parte de Aragón. Cuando Gandhi dijo que «la mentira no se convierte en verdad aunque cientos de miles de personas la repitan cada día», alguien debería haberle dicho: «Disculpe, usted no conoce al señor Mas». Josep Lluís Sanchis Almarche. Valencia.