El pasado domingo tuve el gran placer de leer la única autocrítica creíble del mundo musulmán. La firmaba la presidenta de la Casa de Argelia en Valencia. Me sorprendió tanto que me puse en contacto con ella por correo electrónico para felicitarle por su valentía. Personalmente, me escuece que cada vez que sucede un atentado de estas características aparezca el típico musulmán bonachón y que diga que el islam es muy pacífico y toda esa retahíla de cualidades que tienen el resto de religiones del mundo.

A ver si nos enteramos de que en Siria hay cristianofobia y nadie dice nada. O de que en Arabia Saudí no quieren sirios. Estamos ya hasta las narices de que cuando un obispo conservador hable del tema, lo crucifiquen y no pidan perdón, porque todos los sirios, desde luego, no son trigo limpio, como tampoco todos los españoles somos trigo limpio.

También es cansina la pretensión de que a las personas que no queremos la entrada de estas personas se nos califique de extrema derecha. Mis padres son votantes del PSOE y no los quieren, y yo soy de Ciudadanos y tampoco los quiero. Tampoco somos ultracatólicos. Basta ya, por favor. Rafael Pascual. Valencia.