En plena eclosión de la redes sociales y la web 2.0, una de las más conocidas es Instagram, la red social de fotografías por excelencia. Allí todo es perfecto e ideal y a ser posible en inglés, que queda más cosmopolita. Lo fotografiamos y grabamos todo, y lo clasificamos no vaya a ser que nos perdamos. Lo compartimos todo en todo momento, pero... ¿no nos estamos olvidando de lo mejor?

La vida es eso que pasa mientras hacemos planes, dice el dicho. Ahora sería más bien aquello que pasa mientras estamos en Instagram. ¡Levantad la cabeza, que nos estamos perdiendo la vida, amigos! ¿No es mejor reír, charlar, disfrutar y bailar que contar que lo estamos haciendo? Perdemos tanto tiempo publicando estados y momentos que prácticamente dejamos de vivirlos. No gozamos de lo que tenemos delante, ahí, sin filtros ni distorsión alguna. Puede que no sea perfecto, puede que salgamos despeinados y puede que a ratos no hagamos nada de interés alguno. Pero será pura e intensamente auténtico. Y eso no hay filtro que lo consiga. Miguel Fernández Arias. Barcelona