Unos nos dicen que los terroristas del Estado Islámico están emboscados en nuestros lugares de residencia. Otros dicen que van y vienen de un país a otro a sus campos de entrenamiento, ya en Siria, o ya en medio del desierto. Después, golpean a la sociedad que nada les ha hecho, aunque los victimistas digan lo contrario, poniéndose con su «no a la guerra» al lado de aquellos, a lo mejor sin saberlo, diciendo que la pobreza engendra terrorismo. Pero las fuentes de financiación son el petróleo que se vende a través de Turquía y los Emiratos Árabes, aunque estos ahora hacen coalición frente a los yihaidistas. Es un inmenso flujo de dinero que sustenta al EI. Otros dicen que algunos de los yihaidistas que se autodestruyen junto al resto del público inocente están drogadados y otros comentan que las familias de los que mueren matando son beneficiadas con fuertes cantidades de dinero para el resto de sus vidas. No sé si la pobreza es la madre del terrorismo, pero sí leemos en la prensa que algunos países súper ricos son los que financian y arropan al terrorismo internacional, que va infiltrándose en nuestras sociedades haciendo todo el mal posible. Francisco Javier Sotés Gil. Valencia.