Existe la técnica de la risoterapia, con buenos resultados, y que sabemos que se ha inculcado al trabajador japonés: en sus centros laborales a través de altavoces les ponen chanzas, chistes,etcétera, o sea, todo lo que supone reír. También conocemos que se necesitan quince músculos sólo para sonreir. Y es también otro arte que hay que ejercitar con los que nos rodean, con el que se traba relación de modo amigable creando así con la sonrisa una gran confianza.

En medio de la rutina diaria y de los inevitables disgustos, la sonrisa que podemos dedicar a los demás puede llegar a desarmar el mal humor y transformar los sentimientos encontrados. Practiquemos la sonrisa, pero de verdad y con afecto sentido, practicándola en todas las ocasiones posibles. El entorno social se haría así más llevadero y más agradable.

Sobre el tema y decía Willian Schakespeare: «Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada». Francisco Javier Sotés Gil. Valencia