Mariano Rajoy ha movilizado a su infantería -altos cargos, medios afines y portavoces más o menos oficiales, para presionar al PSOE y convencerlo de las ventajas de alcanzar un acuerdo que le permita asumir la presidencia de un nuevo gobierno y así, además de crear un invencible bloque de defensa de la unidad española, poder legislar, por fin y entre todos, los tan necesarios nuevos ajustes -lo que no hicieron, por cierto, en la pasada legislatura-. Invitaciones al pacto que se lanzan insistentes con el propósito, supongo, de que si no consiguen sus objetivos, y resultara inevitable una nueva cita electoral, los electores tendrían bien clarito que el PP es el que quiso pactar y fueron las desnortadas fuerzas de la oposición las que, insensatas, se negaron a ello.

Sin embargo, el presidente Rajoy lo tiene francamente difícil, y es que, desde que asumieron el poder, en diciembre del 2011, aplicaron, implacables, el rodillo parlamentario tratando, demasiado a menudo, con desprecio y arrogancia a la oposición. Y aunque, no lo duden, la presión política y mediática irá in crescendo para intentar doblegar a los socialistas, ya se sabe que de aquellos polvos... Jaume Garcia Valencia.