Estaba en el epicentro de la corrupción, era un yonqui del dinero, según sus propias palabras. Ha cambiado radicalmente en la forma y en el fondo, ha dejado su vida delictiva y colabora con la justicia y la policía para desmantelar la trama de la que formaba parte. Es el buen ladrón, el arrepentido que decide volver al buen camino, figura muy respetada en las religiones pero entre sus propios compañeros es tratado despectivamente. No conozco la naturaleza de la luz que le ha derribado del caballo desbocado de la corrupción. No se cuáles han sido las circunstancias que le han llevado a ser consciente de sus actos y a dar un giro de 360 grados. Sea como fuere, independientemente de lo que haya hecho, hoy es un tipo valiente y honorable. ¡Que cunda el ejemplo! Luis Carlos Rada Álvarez. Valencia