Nadie escapa a la mirada vigliante. A veces la historia se repite. En el interior de la provincia de Valencia, una aldea de poco más de trescientos habitantes causa furor en la primera regional del fútbol valenciano. El Casas de Utiel se bate cada semana con equipos de la talla del Burjassot, Mislata, Xirivella, Requenense, Masamagrel... pudiendo ser, al compararlo en número de habitantes, de solo un humilde barrio de tan importantes ciudades.

Fundado en el año 1926 , las diferentes directivas y la afición han mantenido el candor de arraigar este deporte amateur frente al competitivo y profesionalizado. En el estadio Las viñas se vive el fútbol como valor del ejemplo de unos jóvenes ante el esfuerzo y la ilusión. Con la ayuda de la Generalitat y de otros organismos se ha reconstruido, con esfuerzo y tesón, el nuevo campo. Pero en realidad, ha sido el esfuerzo de los socios y simpatizantes de la aldea de las Casas de Utiel que desinteresadamente han arrimado el hombro.

Por esta aldea han pasado equipos como el Valencia en un partido amistoso que da honor a la leyenda caseña. El Utiel o el Requena midieron sus fuerzas con pundonor y gallardía. La rivalidad con Las cuevas, Camporrobles o caudete hacían de la temporada un tobogán de sorpresas. Los aficionados de Las Casas llevan el fútbol en la sangre. Los jugadores, chicos de las Casas o de aldeas colindantes, se dejan el alma porque les sobra para derrocharla. Nicolás Junquero Fernández. Utiel.