Mucho hablar, mucho dialogar, pero de obrar con urgencia nada de nada. Cuando se da el caso, como ahora con los atentados de Bélgica, el mundo se echa las manos a la cabeza por esos 34 asesinatos y 230 heridos y todas las naciones parecen estar de acuerdo en unirse y hacer un frente común para poder luchar y acabar para siempre con esta lacra que se creen humanos pero no son en realidad más que bestias salvajes y rabiosas que sólo quieren tener a la humanidad en un puño por medio de su terrorismo.

Pero parece que estas ideas no son más que un sueño (de una noche de verano) que se evapora casi al instante de haber sido concebido. ¿No sería lógico pensar en crear un poderoso ejército mundial que en un tiempo muy breve acabara de una vez con estas atrocidades monstruosas, sepultando hasta sus raíces los lugares de su entorno y evitando de este modo la huida de los miles y miles de personas que se van para que no los asesinen en su propio país y que de este modo no emigrarían? O, por el contrario, esperan que un día, por los caminos que sean, estos seres lleguen a poseer la bomba atómica y la empleen contra cualquier lugar y tengamos de nuevo que lamentar otras historias como Hiroshima y Nagasaki (se dice que intentaban atacar una central atómica€)

Tengamos presente siempre que ¡todo es posible! ¡Que no hay nada imposible! ¡Que el hombre es capaz de todo! Y que la negligencia es normal y corriente y por eso se paga caro, antes o después, pero se paga. Enrique Sanvalero Sahuquillo. Valencia.