Procedente de Valencia, llegué a Gandia a las 13:30 del día 8, con el fin de incorporarme a mi trabajo como médico en el Hospital Francés de Borja, hasta las 9 horas del día siguiente. Llevaba conmigo una bolsa con efectos personales.

Llegados a Gandía me apeé olvidándome en el vagón la bolsa en cuestión. Pedí ayuda al vigilante, que me remitió a una ventanilla tras la que había unos empleados. Solicité su intervención y uno de ellos, tras unos minutos „estaba conversando con un compañero„ se negó a telefonear a la estación siguiente y me remite a Atención al Cliente. Telefoneé a ese departamento y una persona en tono tosco y desafortunado me indicó que no era cosa suya y que llamase a objetos perdidos. Allí no me respondieron. Me puse en contacto con Adif Madrid, donde me pidieron un correo electrónico, al que me respondieron el día 12 negativamente.

El día 9, finalizada mi jornada, me personé en Atención al Cliente de Valencia. Una señorita me atendió de forma tan agradable que pensé haber encontrado a mi ángel de la guarda, pero no... hizo un sinfín de gestiones sin éxito y como solución final me dijo que pusiera una reclamación. Si el empleado de la estación de Gandia me hubiese atendido como es preceptivo y hubiese llamado a la siguiente estación, en lugar de estar de cháchara dentro de su cabina, yo tendría mi bolsa y no un enfado. Leyre Martí Martí. Canals