El autónomo legal, que cotiza a la Seguridad Social, paga sus impuestos, da de alta a los trabajadores que eventualmente necesita y compite en la economía de mercado, está en inferiodidad de condiciones frente a los oportunistas de profesiones diversas que no actúan legalmente, trabajan y falsamente facturan a sus clientes. La corrupción la propicia el cliente, que cree beneficiarse de una factura sin IVA pero que no se da cuenta de su indefensión ante un fraude o cualquier reclamación. Si le sale bien al cliente, colabora a esa economía sumergida que estafa a la caja común de todos los ciudadanos. Caja de la que se financian todos los servicios públicos, que, en definitiva, es el salario social que nos proporciona el Estado a todos.

La corrupción, propiciada de arriba a abajo, es mucho más dañina para todo el sistema porque su magnitud tiene parámetros de mayor cuantía...

Vivir honestamente, dar a cada uno lo suyo y no dañar a nadie, principios básicos y muy antiguos parece ser que necesitan su incorporación o refresco a la memoria colectiva... Difícilmente esta regeneración de principios puede partir de un grupo social, una asociación o un partido que esté bajo sospecha fundada. Francisco López Cordón. Valencia.