La versión oficial es que la Iglesia está necesitada de vocaciones y de ayuda económica pero tiene, además, otras carencias tan importantes o más que las anteriores. Está necesitada de líderes religiosos de mente abierta, visión amplia, humildad y que sean conciliadores para el bien de todos en general y el de la propia iglesia en particular. Por el contrario, abundan demasiado aquellos que tienen un comportamiento beligerante y condenan al fuego eterno a los que consideran sus enemigos. El espíritu de las Cruzadas y la Inquisición todavía pervive en lo más recóndito de sus mentes, dándose la paradoja de que este comportamiento está en contradicción con el mensaje original de la religión a la que pertenecen y que pretenden transmitir. Desprecian a aquellas otras religiones que no son monoteístas pero que están comprometidas con mejorar la calidad de vida y contribuir a la felicidad humana. Estas religiones han propuesto encuentros interreligiosos con este objetivo, pero el radicalismo, el fundamentalismo y los prejuicios de ciertos líderes católicos lo impide. Luis Carlos Rada Álvarez. Valencia.