Durante estos días, la Sanidad Pública valenciana aparece diariamente en los medios de comunicación por escandalosos sucesos de contrataciones irregulares y facturaciones indebidas que, posiblemente, hayan ido a engrosar algunos bolsillos particulares o de algún partido político.

¿Y qué es lo que está pasando? Pues sencillamente que se están levantando las alfombras que durante 20 años han acumulado toda clase de suciedad y nos damos especialmente cuenta de la profundidad de las manchas cuando intentamos limpiarlas.

Durante bastante tiempo seguirán apareciendo nuevos escándalos, y nuestro nivel de asombro no dejará de aumentar. Ha sido mucho el tiempo para perfeccionar los abusos, trampas e irregularidades, incluso algunas de estas acciones se han revestido de normalidad por lo habituales.

El corporativismo, el intercambio de favores, el enchufismo y el clientelismo han sido alimentados durante años para fines muy concretos y para supuestos alejados de la ética y de la honestidad.

No son solamente las normas las que aseguran la objetividad del procedimiento, sino el correcto proceder de quien está encargado de velar por su cumplimiento. Un magnífico ejemplo de ello es el famoso bolsín, que se creó únicamente para facilitar la rapidez en determinadas contrataciones para pocos días a lo que la bolsa de empleo no daba una adecuada solución, pero en los últimos años se convirtió en una escandalosa puerta de contratación para amigos, conocidos, familiares o afines.

Y lo peor es que esto era público, notorio y contaba con la complicidad, pasividad o simplemente servilismo de muchos que ahora lo denuncian con tanta vehemencia.

Al actual equipo de gobierno de la sanidad valenciana se le puede echar en cara poca experiencia, falta de coordinación, lentitud en los cambios, pero no se les puede negar la firme voluntad de diálogo, transparencia y ganas de mejorar la sanidad pública valenciana.

Desde principios de año se están negociando con las organizaciones sindicales un nuevo sistema de selección y provisión de puestos de trabajo, un nuevo plan de ordenación de los recursos humanos, un nuevo sistema de bolsa de trabajo para contrataciones temporales. Se ha llegado a un acuerdo para la reducción drástica de la temporalidad y la estabilidad del personal en la sanidad pública valenciana, se ha publicado el primer Plan de Igualdad de la Consellería de Sanidad y se están sentando las bases para que la salud deje de ser un negocio con la recuperación de las concesiones administrativas.

No cabe duda de que estas actuaciones están molestando a mucha gente porque se les acaba el negocio o simplemente porque ponen al descubierto sus vergüenzas. Y no dudan en utilizar a sus voceros como "plañideras" dispuestos a desgarrarse los vestidos ante los escándalos en un intento de desacreditar lo presente para tapar lo pasado.

No tenemos dudas de que se cometerán errores pero lo importante es que se mantenga la necesidad de enmendar lo que esté mal hecho, y en ello también incluimos la parte ética y estética de las actuaciones, no por repetida se puede prescindir del dicho referente «a que la mujer del César no solo debe ser honrada sino también parecerlo», a lo que añadimos que para que una cosa luzca primero habrá que limpiarla a fondo. Y en la sanidad pública valenciana la necesidad de limpieza de hábitos, costumbres, formas, e incluso personas, es inexcusable.