Me sorprende la reacción del grupo que sin conocerse va en un recorrido turístico. Sorprende que nadie se queje ante el mal funcionamiento hotelero o el de unas comidas infames o del itinerario que deja mucho que desear, no ajustándose al que anunciaron las compañías turísticas se iba a realizar. También me ha dejado anonadado las amenazas de un guía hacia aquellos que han tardado mínimamente en reunirse con el resto del grupo, al decirles que les dejaba las maletas en la calle y que abandonaban a los pasajeros fuera del autobús del recorrido. Y más sorprende que ninguna persona haya reaccionado ante tal amenaza y no haya dicho absolutamente nada, ni siquiera como ayuda hacia aquellos a los que les han reprendido y amenazado.

Cuando he intentado apoyar, mediar o ayudar, he sido advertido diciéndome que era mejor que no me inmiscuyese de forma solidaria en el tema ajeno. Deberían dar cursos de solidaridad y acercamiento entre seres humanos, ayudándose mutuamente, y más cuando vayan en grupo en lo que se cree además que tiene que ser un viaje de placer y de colaboración colectiva. Francisco Javier Sotés Gil. Valencia.