La Grecia clásica nos legó uno de los mayores avances de la civilización, el paso del mito al logos. Esta transición fue liderada por personajes casi tan importantes como los de la transición española, aunque salvando las distancias pues Adolfo Suárez da nombre a un aeropuerto, algo con lo que Sócrates no podrá competir nunca. Gracias a los padres de la Constitución hoy tenemos un nuevo libro revelado más ante el que jurar o prometer, en una ceremonia con invocaciones mágicas digna del cine fantástico de serie B. En su película Posesión infernal, Sam Raimi recupera una invocación del cine de los cincuenta: «Klaatu Barada Nikto», pronunciada por Bruce Campbell ante el Necronomicón. Hubiese sido divertido que en vez de tanta coletilla estúpida, algún diputado hubiese jurado defender la Constitución y el Necronomicón con las palabras «Klaatu Barada Nikto».

Desgraciadamente me tengo que conformar con la performance anunciada por otro padre de esta nueva transición. Albert Rivera ha anunciado travestirse en la Dama del Lago y emulando a este personaje artúrico entregará al rey la misión, que no la espada, de solicitar a Pedro Sánchez una abstención en la investidura de Rajoy. Dicen que la democracia fue inventada por los griegos, quizá formaba parte de esa evolución del mito al logos. El supremo poder ejecutivo debe derivar de algo más serio, más científico, más evolucionado, algo que evidentemente no es un rey recibiendo en su palacio a los emisarios de diversas tribus políticas a los queno puede ordenar y ni siquiera aconsejar. Ante este espectáculo que excede mi capacidad intelectual sólo puedo plantear una cuestión: ¿en qué año estamos? Alfredo Alba Marín. Marines.