Tengo amigos que votan al PP. Personas que aprecio y a las que veo sufrir. Que lo pasan mal en los encuentros con amigos por las puyas, cada vez más frecuentes, sobre los incontables casos de corrupción y los desatinos de la cúpula de su partido. El despido en diferido, los sms, las ruedas de prensa sin preguntas, el «todo es mentira menos algunas cosas», las imputaciones judiciales del propio partido... son, entre otras, el patético guión de este gobierno. Los votantes del PP padecen con cada nuevo escándalo, lo que desgraciadamente ocurre cada semana, y lo peor es que están convencidos de que aún quedan muchos muertos por aparecer. Y no se merecen eso. Sufren cuando constatan que su presidente, que debe estar muy ocupado pero al que no ven hacer gran cosa, no alcanzará los apoyos necesarios para poder formar gobierno. Saben que es incapaz de generar ninguna ilusión, ni empatía, ni confianza política. Los votantes del PP merecen otra dirección más digna y más capaz. Y son ellos, y fundamentalmente ellos, los que deben hacer presión para conseguir el cambio necesario. Jaume García. Valencia.