Parece ser que la maldad humana no tiene límites. No creo en la bondad o en la empatía de la Junta de Castilla y León. Intereses políticos quizás..... Pero sí creo en la maldad del alcalde de Tordesillas por no dar su brazo a torcer o quizás también para defenderse panza arriba de lo que no ha podido evitar. Ante la propuesta de los animalistas se niega a que el toro que correrá por el pueblo (que será el primero en décadas que no morirá tras una larga agonía por la barbarie de las masas embrutecidas) sea llevado a un santuario para pasar el resto de su vida feliz,que es para lo que todos los seres vivos han nacido y no para ser sometidos a la brutalidad humana. Se niega por rabia y para demostrar al mundo que la maldad humana no tiene limites. Francisca Bello. Valencia