El diario Levante-EMV informa el viernes 16 de septiembre que la deuda de la Generalidad Valenciana se ha incrementado en 1.200 millones de euros en el último trimestre y ya alcanza los 43.100 millones, encabezando las Comunidades más endeudadas de España en relación con su riqueza. Y así sigue, trimestre tras trimestre. ¿Tendrá algún límite? ¿No estallará el sistema?

El conseller de Hacienda, con parte de razón, ha atribuido ese crecimiento a la herencia recibida. Es verdad, pero también lo es que buena parte del constante incremento de la deuda es estructural, fija, debida a los enormes gastos de organismos, empresas y entidades si no inútiles, sí con una dudosa función social.

Es difícil de creer que cualquier plan de mejora de la financiación autonómica, además de todavía muy alejado en el tiempo, abarque a todos estos momios y pufos en su totalidad. Necesariamente exigirá un recorte drástico en los gastos. No solo habrá que suprimir múltiples subvenciones y chocolates del loro sino eliminar al propio loro y además vender la jaula. Y no un solo loro, e incluso pájaros de mayor tamaño.

Pero esta es una tarea ardua, difícil y de gran calado político. Parece que nuestros dirigentes son más propensos a la queja y al lamento, o bien optan por ignorar el problema y no ofrecer soluciones. No se van a embarcar en el enorme trabajo de aligerar, limpiar y racionalizar la administración. Además, ¿quién se atreverá a matar al loro? ¡Es tan mono! Pedro V. Frontera. Valencia.