Mientras existan criadores y no se controle la cría indiscriminada por particulares que venden y regalan perros entre amiguetes; mientras la vida se pueda comprar y vender, seguirán existiendo casos como el que el pasado mates 27 de septiembre publicaba este periódico. Un animal es un ser que sufre y siente y no se puede dar a todo el que tenga dinero para comprarlo y no se puede permitir que cuatro descerebrados hagan parir a su perra para luego regalar o vender, como veo habitualmente entre niñatos de la calaña de este tipo.

No se puede permitir tampoco que la venta de animales sea un negocio más porque da lugar a casos como éste. Los criadores juegan con la vida por dinero y el sistema capitalista lo permite porque es un depredador sin escrúpulos. María Luisa Bello Sellés.Valencia.