Desde el juicio de Nurenberg, en que los aliados vencedores juzgaron a los dirigentes nazis (los juzgadores también arrasaron Dresde, Friburgo o Berlín, por citar algunas ciudades alemanas llenas de civiles) se dejaron claras las bases para definir crímenes de guerra. Así, con lo ocurrido en Srebrénica, en el Chad, en Perú, en Kenia, en el Congo o en la guerra del Golfo, son juzgados sus dirigentes y condenados. También se han cometido en mi opinión crímenes de guerra en Ucrania „en Crimea„ pero no han juzgado por ser quienes son los vencedores.

Ahora la votación para el proceso de paz en Colombia no ha sido afirmativa; creo que a las FARC no las pueden dejar atrás y en el olvido los colombianos, y así parece ser por lo que se está observando. Los motivos: los saqueos, asesinatos, secuestros, fusilamientos, torturas, los civiles muertos en los campos minados que sembraron, etcétera. Dejan estar el juicio por los crímenes y con una petición de perdón se queda todo en un pelillos a la mar. Incluso les ofrecen ocupar un escaño en el Congreso, lo que me trae a la memoria algo parecido en España. Y me pregunto: ¿por qué esas dos varas de medir? ¿Es que los que ganan y son fuertes les tienen miedo el resto de los países para juzgarles igualmente? Pienso que existen crímenes de guerra de dos medidas. Francisco Javier Sotés Gil. Valencia.